Inicio > De Urdampilleta a la cima
De Urdampilleta a la cima
21.05.2013 15:00
Marianela Garbari nació el 13 de noviembre de 1980 en Urdampilleta, era la menor de 3 hermanos y la única mujer de ellos, cosa que le hubiera valido una sobreprotección de los dos mayores, y sobre todo porque de pequeña era una chica menudita, de rulos, cara bonita y simpática. Hizo la primaria en la Escuela Número 22, donde, entre otras cosas, bailó el “Pala Pala” (una danza del noroeste argentino), pero el folclore no sería su pasión.
De pequeña hacía natación, deporte que también practicaban sus hermanos. Entrenaba con Edgardo Esteban e iban a cuanta competencia podían; tenía el apoyo de su familia, que sabía que lo hacía como un entretenimiento y fomentaba su pasión por los deportes.
En 1994 entró en la secundaria, cuando se llamaba IESU y era hasta 5° año. En la etapa adolescente, cuando la mayoría de las mujeres pegan el “estirón”, ella seguía siendo flaca y de cuerpo pequeño. Era una alumna aplicada y no causaba grandes problemas en el período difícil del ser humano. Casi de casualidad, a través de una amiga, se enteró que en el playón del Club Industria estaban enseñando Voley y faltaban algunas chicas para completar el equipo. Una vez más, tuvo de entrenador a Edgardo Esteban, con quien formaría un lazo de amistad. A pesar de pertenecer a un pueblo y entrenar en un lugar al aire libre en el que el piso era de cemento, lograron armar un equipo que derrotaba casi siempre a los combinados de Bolívar y la zona, cosa que les ganó la clasificación a Mar del Plata en Torneos Juveniles en más de una oportunidad.
Sin embargo, su físico parecía preparado casi para cualquier deporte. En los intercolegiales que jugaba contra Bolívar se anotó en Softball, Atletismo, Hándbol, Básquet, etc. y en casi todas las disciplinas lograba destacarse. Así fue que a los 17 años fue la única urdampilletense en jugar para un club de Bolívar al Básquet, equipo en el que también clasificó a las finales en Mar del Plata.
En una olimpíada, de las que se dividía el colegio en dos (rojo y verde) me tocó ser el técnico del fútbol femenino, entre las jugadoras estaba Marianela y yo, a pesar de conocerla de los 5 años, no la había visto nunca jugar al fútbol. La puse en el mediocampo y jugó como si hubiera practicado ese deporte toda la vida…
En otra oportunidad la vi llorar por un partido que perdieron clasificatorio a Mar del Plata en Azul, contra las locales, y es difícil sacarse la imagen de una persona que no teme exteriorizar la frustración de una derrota, con la bronca y sed de revancha inmediata que sólo tienen los espíritus competitivos y los corazones con hambre de gloria. Ella lo tenía…
Cuando terminó el secundario en 1998, como no podía ser de otra manera teniendo en cuenta su pasión, se anotó para estudiar el Profesorado de Educación Física. En 2009 se trasladó hasta Capital Federal, donde ya vivían sus hermanos mayores, y comenzó una nueva etapa. Estudiaba, como cualquiera, pero pensaba que en algún tiempo libre podría practicar Básquet, Vóley o algún otro deporte…
En la Facultad se hizo amiga de Luciana Yrazusta, una chica que jugaba al vóley en el Club Ciudad de Buenos Aires en la categoría B, que fue quien la invitó al club a que se probase. La presentación fue bastante bien, tenía la posibilidad de ser armadora o líbero, una posición que desconocía pero que adaptó fácilmente; y los meses que le quedaron al año terminó jugando en el club; pero no sin ser observada por Rubén Martínez, el entrenador de la División de Honor, la categoría más alta a la que se puede aspirar en el Vóley Femenino. El DT se acercó a Marianela y le dijo que el próximo año la quería jugando en su equipo.
El 2000 y 2001 fueron años muy duros para la urdampilletense, entrenaba todos los días, llegaba muy tarde a su casa y al otro día debía levantarse a las 6:30 Hs., ir a cursar y estudiar; los domingos jugaba en la sub-21, que era su categoría y los sábados en División de Honor. Esto consumía prácticamente todo su tiempo, sin dejarle un momento libre. Así es que, a pesar de amar el deporte, a fin del 2001 decidió abandonar el vóley y dedicarse al estudio, porque sus padres eran quienes le pagaban el alquiler, y aunque la apoyaban en todo, ella sintió que no podía responder a tal exigencia y priorizó el estudio.
Ya en el último año de la carrera de Educación Física, después de hacer un curso de “Entrenadora Personal” y de “Instructora Especializada en Medio Acuático”, se acercó un profesor de vóley que la tentó con volver a competir, pero esta vez en GEBA, a las órdenes de Hugo Jáuregui. Los horarios de cursada eran distintos y se propuso hacerlo. Sabía que tenía un duro trabajo físico por delante para igualar a quienes serían sus compañeras, pero se mentalizó en el objetivo y apuntó a poner al vóley como una actividad importante en su vida.
En GEBA compartió cancha con jugadoras de mucha experiencia al tiempo que adquiría la propia, se convirtió poco a poco en un bastión importante del equipo y lograron ganar el “Campeonato Nacional de Vóley 2003/04”, el “Torneo 100 Aniversario CGyE Rosario 2004”, el “Torneo Apertura Liga Metropolitana 2006”, salieron sub-campeonas del “Gran Prix de la Liga Metropolitana 2006” y ganaron la “Copa Bigua Internacional Uruguay 2006”, donde ella salió elegida como la mejor defensora.
Después de ganar el título individual fue contratada por el Club Atlético River Plate, con 26 años llegaba un salto importante en su carrera profesional, en River logró consolidarse, madurar y manejar otro temple dentro de la cancha.
Recuerdo que por esa época la crucé en Urdampilleta después de un tiempo sin vernos, porque yo estudiaba en La Plata y ella vivía en Buenos Aires. Nos saludamos como grandes amigos que se conocen desde la infancia y cuando la abracé me di cuenta que no era esa chica que parecía delgada y frágil como mis recuerdos lejanos. Su cuerpo atlético era el de un deportista profesional de alto rendimiento, que lejos había estado yo de conocer a uno antes…
En River jugó uno de los torneos más importantes a nivel club, cuando tuvo la oportunidad de jugar el Sudamericano en Perú y enfrentar a las campeonas olímpicas brasileras, situación inimaginable para alguien que solo puede ver a estos equipos por televisión.
Con la banda roja sobre su pecho salió campeona de la “Liga Nacional de Vóley 2006/07”, torneo en el que también salió elegida como la “Mejor Defensora de la Liga”, campeona de la “Liga Metropolitana de Vóley 2007” y varios terceros puestos hasta el 2010, cuando llegaría a su mejor forma, y lograría el pase uno de los clubes más importantes en cuanto a Voley Femenino.
El pase a Gimnasia y Esgrima de La Plata no solo significó un cambio de equipo para Marianela, ella sentía como una deuda pendiente el convertirse en una “Loba”, por la historia del club y sus ambiciones de llegar a lo más alto posible; pero además implicaba cambiar de ciudad, dejar Capital Federal después de 12 años y un cúmulo importante de amistades.
En La Plata le dieron un departamento para vivir y, con 29 años y una gran experiencia, debía convencer a un público exigente y seguidor del Vóley.
Pero el período de adaptación fue rápido, tal es así que el primer año ganaron el “Torneo Internacional Copa CAE 2010” y a fin de ese mismo año la llamó el entrenador de la selección nacional para decirle que estaba interesado en su juego. Nuevamente volvió a ganar el título a la “Mejor Defensora de la Liga Nacional de Vóley 2010/11” y al terminar el torneo recibió la citación para la selección; así es que al año siguiente alternaba entrenando y jugando en su club y la Selección Nacional.

Sin embargo, la oportunidad de representar al país le daría un duro golpe a Marianela porque, después de entrenar a lo largo del 2011, haber recibido la noticia del entrenador de la selección de que viajaría a la Copa del Mundo de Japón, haber actualizado el pasaporte, estar concentrando en CENARD y a 5 días de viajar, se le acercó Manager para informarle que habían recortado el presupuesto y no viajarían un médico y 2 jugadoras, entre las que estaba ella.
El golpe fue duro, pero no pudo detener a Marianela, la “Loba” que esconde una mirada de “Tigreza” detrás de esos ojos color miel, supo reponerse e ir por más. Se convirtió en uno de los pilares del equipo que obtuvo el Torneo Internacional en Paraná y la “Copa 80° Aniversario de la Federación Metropolitana de Vóley”; además de conseguir otro título individual, el premio a la “Mejor Receptora de la Liga Argentina 2012/13”.
A pesar de estar haciendo una exitosa carrera como profesional del Vóley, que comenzó prácticamente a los 23 años, porque como ella misma dice cuando habla de su primer etapa en el Club Ciudad, “hasta ese momento no le daba la importancia suficiente como para dedicarme a full, siempre lo hice con compromiso y sin faltar a ningún entrenamiento, pero no lo veía como posibilidad de que sea un trabajo”, Marianela Garbari nunca detuvo sus estudios, además del profesorado y los cursos antes nombrados hizo un “Curso de Cineantropometría”, “Curso de Bases de Nutrición Deportiva”, “Curso de Preparación Física en Vóley”, “Capacitación en Primeros Auxilios” y un “Seminario sobre actualización en el entrenamiento de la Pliometría”. Trabajó de entrenadora personal y hoy es “Preparadora Física de las Categorías Inferiores de Voley del Club Gimnasia y Esgrima de La Plata”.
“Hay un sinfín de cosas que no conocemos y millones de puertas que se abren con el deporte; me gustaría que el/la que esté interesado tenga la libertad de conocer y después elegir lo que quiere hacer. Que tenga oportunidades, y sepa que se puede llegar”.
Marianela Garbari es una persona que nunca se detuvo, supo reponerse rápidamente a los malos momentos y siempre se plantea objetivos, metas que la impulsan a seguir adelante y la reviven, una verdadera profesional en lo suyo, como su definición del término: “lejos de cobrar dinero por jugar, para mí significa tener la responsabilidad de hacerlo, el compromiso, la disciplina, el respeto, llegar a horario, cuidarme en la alimentación, descansar, etc., todo lo que implica el entrenamiento invisible. Cobrar es un plus y un incentivo más, pero no una condición indispensable…”
Marianela me diría después, y coincidiríamos totalmente en esto, que el profesionalismo no sólo se aplica al deporte, sino a la vida y cualquier actividad que se realice, un abogado, por ejemplo, puede tener una profesión y cobrar a fin de mes y tener su dinero en el banco, pero no ser un profesional en su trabajo.
Por eso, sé que mi amiga Marianela alcanzó la cima, y la pasó; pero después de eso siguió buscando cúspides a las que llegar, y eso no detiene nunca un corazón de leona. Porque cada sueño tiene que ser propio y no impuesto, y cada uno propone sus propias metas, que no son fáciles, pero tampoco imposibles.
Lisandro Przewolka